La estación de Orccha apenas da combinaciones de tren, así que siempre hay que hacer este paso.
Esta pequeña población de apenas 9.000 habitantes, posee un pasado tan glorioso, con tanta historia que merece que cualquier viajero en ruta por India haga una paradita en este paraje.
Durante los siglos XVI i XVII Orchha se convirtió en capital del reino, y en consecuencia vivió una época de explendor, reflejada en la multitud de palacios y templos religiosos de la época.
Ah... Por cierto, y por primera vez desde que llegamos a India, todas las visitas las hemos hecho a pié, todo está relativamente cerca y no hay necesidad de coger rickshaw.
Además comparado con el resto de lugares que hemos visitado de India, Orccha es un oasis, con un tráfico moderado, las calles están relativamente limpias, los vendedores no pesiguen... Así que se puede caminar con tranquilidad.
En las calles y cerca de los templos se ve multitud de religiosos y devotos arremolinados, haciendo sus cánticos o rezos, o simplemente esperando y pidiendo donativos.
Por las tardes la gente va al río de la población, al igual que se habrá hecho toda la vida, va a darse un baño al río y lavar algunas de sus ropas.
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