En función de los días y del
ritmo que uno tiene se puede marcar, se pueden realizar multitud de
combinaciones en las visitas. Nosotros llegamos a esta ciudad en la etapa final
de la estancia en Rusia, así que nos tomamos las cosas con calma, sabiendo que nos
dejábamos cosas. Des de el primer momento supimos que esta es una ciudad para
repetir, así que no nos sabe mal haber faltado a algunos lugares emblemáticos.
Nuestras visitas preferidas:
Museo del Ermitage
Es un museo gigantesco, precioso, alberga una cantidad de
obras tan grande, que puede acabar empachando al más apasionado amante del
arte.
El museo a las 10:30h, salvo los lunes, pero a esa hora hay
una cola que te puede llevar más de una hora y media entrar. La recomendación
sería que llegases a las 09:30h si eres muy tempranero y cojas sitio, o que
llegues allá las 14:00h si no puedes madrugar. Nosotros intentamos llegamos a
las 10:15h y desistimos, había tal cantidad de gente que decidimos volver más
tarde y aprovechar el día. Después de comer, volvimos y la cola era mucho más
suave, apenas 15 minutos.
Ojo al precio de la entrada que es de 400 rublos, pero para
poseedores del carnet ISIC es gratis!!!!
Palacio Yusupov
Mucho menos masificado que otros lugares, pero concurrido,
abre a las 10:45h y si llegas 15 minutos antes entras rápido. El precio es de
500 rublos, pero hay buenos descuentos con carnet de estudiante. La visita guiada solo es en ruso, pero te dan
una audioguía. Merece la pena ir para
poder hacerse una idea de lo que era el lujo en la alta sociedad rusa antes de
la llegada del comunismo, si pudiese haría un hueco fijo.
Palacio de Sheremetev
y Museo de los instrumentos.
Es uno de esos lugares peculiares apartados del turismo
masivo, de hecho no tendréis que hacer cola, da igual la hora a la que os
presentéis. En este lugar además de un bonito palacio, se pueden ver
instrumentos a cual más rato y curioso. El personal del museo es bastante
amable y te enseña el funcionamiento de los más extraños con cierto ahínco,
parece que se aburren un poco y se entretienen con los visitantes.
Fortaleza de Pedro y
Pablo.
Este es uno de los sitios que “la masa” no suele perderse.
En primer lugar la entrada al recinto es gratuita, y una vez dentro pagas
solamente los tickets de los lugares que deseas visitar. Es un lugar
concurrido, pero gracias a la dimensión no da la sensación que el turismo te “atrapó”.
Una de las visitas más interesantes del recinto es la
Catedral de San Pedro y San Pablo, allí se encuentran los restos de la mayoría
de los Romanov, incluidos los últimos zares que fueron enterrados hace pocos años tras el análisis de ADN que demostró su identidad hace unos
años.
Iglesia del Salvador
y la Sangre Derramada
Sin duda es de los monumentos más atractivos de la ciudad,
especialmente desde fuera. Es un monumento muy pintoresco a la altura, si no
supera, la Catedral de San Basilio de Moscú. El interior es bastante bonito, no
hay ni uno solo rincón de pared que no esté decorado. La visita se hace en
apenas 30/45 minutos, así que se veis cola a la entrada volver en un rato,
tiene sus oleadas.
Iglesia de nuestra
señora de Kazan.
Esta iglesia no es que nos dejase bocabiertos de belleza, pero
tuvimos posibilidad de asistir a una misa ortodoxa alrededor de a las 17:00h.
Atención, durante el oficio no se permite el acceso a turistas, así que tienes
que ser un poco discreto, evitar hacer fotos o hacerlas a escondidas. Nos gustó
ver cómo se desarrolla la liturgia religiosa, es curioso de ver para los que no
compartimos la religión.